Una veintena de aviones de la quebrada
compañía rusa Transaero volaban hace unos meses hacia el aeropuerto de Teruel a
la espera de una aerolínea que los opere. Con una extensión y meteorologías
únicas en Europa, las instalaciones de PLATA Plataforma Aeroportuaria Aragonesa,
especializadas en el mantenimiento de las aeronaves - y no aptas para el
transporte de viajeros o mercancías- , se han quedado pequeñas en apenas dos
años. El consorcio público que lo gestiona prevé tener ya lista la primera
ampliación.
Los rastreadores de vuelos
de Internet nos muestran una imagen singular. Un grupo de aviones que parecen
avanzar en fila india. Todos ellos
habían despegado del aeropuerto de Moscú, y no se sabía a qué destino español se dirigían. Pertenecían a Transaero e iban a la Plataforma Aeroportuaria de Caudé, en Teruel.
Caudé es un aeropuerto peculiar.
Allí no suben ni bajan pasajeros, apenas tripulaciones. Y tampoco se utiliza
para transportar carga. Allí solo llegan aviones vacíos que pasarán una
temporada en dique seco, para superar tareas de mantenimiento o ganar tiempo
hasta tener una nueva aerolínea que los opere. Por eso los dirigió hasta allí
la aerolínea rusa, que acuciada por las deudas y abocada a la bancarrota, se
preparaba para que las autoridades rusas le retiraran la licencia para operar
un día después.
En solo dos años de funcionamiento, las instalaciones
turolenses se han convertido en un referente europeo en el sector de la
aviación. A finales de esta semana su ocupación se situaba en niveles récord.
Más de 60 aviones descansan sobre su campa sin fecha para volver a volar. Los
de Transaero son los últimos que han llegado. Antes lo hicieron otros, como los
de la aerolínea, también rusa, UTair, que recortó un 40% su flota durante el
segundo trimestre del año para disminuir sus costes. La devaluación del rublo y
el desplome de su economía han hecho estragos en el sector turístico del país,
con las aerolíneas al frente. Y la Plataforma Aeroportuaria de Teruel está
sacando partido.
Fuentes del sector aéreo explican que Teruel tiene el
atractivo suficiente para triunfar. Sus instalaciones permiten ahorros de
costes y mantener los aviones en buen estado. Son las únicas capaces de
albergar más de 50 aeronaves sin tener que volar —siempre y cuando los aviones
tengan suficiente autonomía— a infraestructuras similares existentes en Estados
Unidos. Y son más baratas que cualquier aeropuerto comercial europeo, donde las
tasas de aterrizaje y despegue o de estacionamiento son muy superiores.
Clima y extensión
La climatología también
ayuda. Con apenas 57 días de lluvias al año y una humedad relativa media del
65%, los aviones están a salvo de la corrosión pese a que pasen allí una
temporada larga. Son las mismas características que han convertido el desierto
de Arizona en un buen emplazamiento para este tipo de instalaciones. Y la
longitud de la pista de aterrizaje, de 2,8 kilómetros, permite la llegada de
cualquier tipo de avión.
Todos esos factores han provocado que Transaero y las
compañías de leasing, las auténticas propietarias de las aeronaves, optaran por
Teruel para que en su aeropuerto descansara una quinta parte de la flota de la
compañía rusa. “Con 340 hectáreas, este es el mayor aeropuerto de
estacionamiento que existe en Europa”, explica Alejandro Ibrahim, el director
general de la instalación, quien reconoce que su competencia más directa se
encuentra en Estados Unidos. El consorcio público que creó la Plata concedió la
gestión de las instalaciones a Tarmac, una firma participada por Airbus, a
cambio de un canon anual de 1,25 millones de euros que todavía no paga
completamente (solo el 30%), a la espera de que las instalaciones estén totalmente
completadas.
El orgullo de lo público
El Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento
de Teruel crearon en 2009 un consorcio para poner en marcha las instalaciones,
en las que se invirtieron 40 millones de euros. Pero la firma que se ocupa de
los aviones es Tarmac Aerosave, una compañía participada por Airbus que se
encarga del mantenimiento de las aeronaves y de tener su documentación a punto
para el momento en que vuelvan a volar.
Además de Tarmac, el aeropuerto es la
sede de otras cinco compañías. Una de ella, PLD Space, está desarrollando
motores cohete para aeronaves suborbitales (realizados a más de 100 kilómetros
de altura). Y la próxima que se espera es una escuela de pilotos británica, que
quiere aprovechar que Teruel se encuentra en una zona de escaso tráfico aéreo y
con una climatología que facilita las cosas a los noveles.
Pero la esperanza
sigue estando en la actividad que pueda generar Tarmac en el futuro, sobre todo
en el desguace y el reciclado de aviones, si la Unión Europea acaba obligando a
ello a las compañías. De momento, el grupo francés tiene una concesión sobre el
hangar de mantenimiento hasta 2038. Y evita dar explicaciones.
Tarmac
tiene unas instalaciones similares en el aeropuerto de Tarbes (Francia),
pero allí su capacidad se reduce al almacenamiento de una veintena de aviones.
Demasiado pequeño. Como pequeñas se han quedado las instalaciones de Caudé, que
en la actual fase de desarrollo solo estaba preparada para albergar 50
aeronaves. El consorcio prepara una inversión de 1,3 millones de euros para
poder duplicar la capacidad actual. Las
estimaciones máximas sitúan a la Plataforma Aeroportuaria en una capacidad de
200 aviones. Por el momento hay unas 50 aeronaves estacionadas.
Artículo publicado en el Diario El País. Noviembre 2016
Una veintena de aviones de la quebrada
compañía rusa Transaero volaban hace unos meses hacia el aeropuerto de Teruel a
la espera de una aerolínea que los opere. Con una extensión y meteorologías
únicas en Europa, las instalaciones de PLATA Plataforma Aeroportuaria Aragonesa,
especializadas en el mantenimiento de las aeronaves - y no aptas para el
transporte de viajeros o mercancías- , se han quedado pequeñas en apenas dos
años. El consorcio público que lo gestiona prevé tener ya lista la primera
ampliación.
Los rastreadores de vuelos
de Internet nos muestran una imagen singular. Un grupo de aviones que parecen
avanzar en fila india. Todos ellos
habían despegado del aeropuerto de Moscú, y no se sabía a qué destino español se dirigían. Pertenecían a Transaero e iban a la Plataforma Aeroportuaria de Caudé, en Teruel.
Caudé es un aeropuerto peculiar.
Allí no suben ni bajan pasajeros, apenas tripulaciones. Y tampoco se utiliza
para transportar carga. Allí solo llegan aviones vacíos que pasarán una
temporada en dique seco, para superar tareas de mantenimiento o ganar tiempo
hasta tener una nueva aerolínea que los opere. Por eso los dirigió hasta allí
la aerolínea rusa, que acuciada por las deudas y abocada a la bancarrota, se
preparaba para que las autoridades rusas le retiraran la licencia para operar
un día después.
En solo dos años de funcionamiento, las instalaciones
turolenses se han convertido en un referente europeo en el sector de la
aviación. A finales de esta semana su ocupación se situaba en niveles récord.
Más de 60 aviones descansan sobre su campa sin fecha para volver a volar. Los
de Transaero son los últimos que han llegado. Antes lo hicieron otros, como los
de la aerolínea, también rusa, UTair, que recortó un 40% su flota durante el
segundo trimestre del año para disminuir sus costes. La devaluación del rublo y
el desplome de su economía han hecho estragos en el sector turístico del país,
con las aerolíneas al frente. Y la Plataforma Aeroportuaria de Teruel está
sacando partido.
Fuentes del sector aéreo explican que Teruel tiene el
atractivo suficiente para triunfar. Sus instalaciones permiten ahorros de
costes y mantener los aviones en buen estado. Son las únicas capaces de
albergar más de 50 aeronaves sin tener que volar —siempre y cuando los aviones
tengan suficiente autonomía— a infraestructuras similares existentes en Estados
Unidos. Y son más baratas que cualquier aeropuerto comercial europeo, donde las
tasas de aterrizaje y despegue o de estacionamiento son muy superiores.
Clima y extensión
La climatología también
ayuda. Con apenas 57 días de lluvias al año y una humedad relativa media del
65%, los aviones están a salvo de la corrosión pese a que pasen allí una
temporada larga. Son las mismas características que han convertido el desierto
de Arizona en un buen emplazamiento para este tipo de instalaciones. Y la
longitud de la pista de aterrizaje, de 2,8 kilómetros, permite la llegada de
cualquier tipo de avión.
Todos esos factores han provocado que Transaero y las
compañías de leasing, las auténticas propietarias de las aeronaves, optaran por
Teruel para que en su aeropuerto descansara una quinta parte de la flota de la
compañía rusa. “Con 340 hectáreas, este es el mayor aeropuerto de
estacionamiento que existe en Europa”, explica Alejandro Ibrahim, el director
general de la instalación, quien reconoce que su competencia más directa se
encuentra en Estados Unidos. El consorcio público que creó la Plata concedió la
gestión de las instalaciones a Tarmac, una firma participada por Airbus, a
cambio de un canon anual de 1,25 millones de euros que todavía no paga
completamente (solo el 30%), a la espera de que las instalaciones estén totalmente
completadas.
El orgullo de lo público
El Gobierno de Aragón y el Ayuntamiento
de Teruel crearon en 2009 un consorcio para poner en marcha las instalaciones,
en las que se invirtieron 40 millones de euros. Pero la firma que se ocupa de
los aviones es Tarmac Aerosave, una compañía participada por Airbus que se
encarga del mantenimiento de las aeronaves y de tener su documentación a punto
para el momento en que vuelvan a volar.
Además de Tarmac, el aeropuerto es la
sede de otras cinco compañías. Una de ella, PLD Space, está desarrollando
motores cohete para aeronaves suborbitales (realizados a más de 100 kilómetros
de altura). Y la próxima que se espera es una escuela de pilotos británica, que
quiere aprovechar que Teruel se encuentra en una zona de escaso tráfico aéreo y
con una climatología que facilita las cosas a los noveles.
Pero la esperanza
sigue estando en la actividad que pueda generar Tarmac en el futuro, sobre todo
en el desguace y el reciclado de aviones, si la Unión Europea acaba obligando a
ello a las compañías. De momento, el grupo francés tiene una concesión sobre el
hangar de mantenimiento hasta 2038. Y evita dar explicaciones.
Tarmac
tiene unas instalaciones similares en el aeropuerto de Tarbes (Francia),
pero allí su capacidad se reduce al almacenamiento de una veintena de aviones.
Demasiado pequeño. Como pequeñas se han quedado las instalaciones de Caudé, que
en la actual fase de desarrollo solo estaba preparada para albergar 50
aeronaves. El consorcio prepara una inversión de 1,3 millones de euros para
poder duplicar la capacidad actual. Las
estimaciones máximas sitúan a la Plataforma Aeroportuaria en una capacidad de
200 aviones. Por el momento hay unas 50 aeronaves estacionadas.
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